Cuando hablamos de las formas en el jardín debemos separar esto en dos propuestas distintas.
La primera es la “forma” que en el dibujo le vamos a dar a nuestro jardín. Esto quiere decir definir los sectores de césped (si es que lo requiere), de macizos, senderos, descansos, puntos focales, etc.
Normalmente, cuando definimos nuestro diseño básico lo hacemos tomando en cuenta las construcciones existentes, el entorno y el espacio en el que vamos a trabajar. Estas formas pueden diferenciarse y separarse por sí solas como el césped de los macizos o podemos agregar elementos que hagan notar mejor los cortes, ya sea por decoración o por necesidad de contención, como lo son las solerillas para contener el maicillo o gravilla en los senderos.
Dependiendo del tipo de edificación lo normal es encontrarnos con dos tipos de formas en el jardín, la recta, en que los espacios están formados por cortes rectos y que normalmente son extensiones de las formas de terrazas o muros importantes. La otra es la sinuosa o de curvas, con la que normalmente se trata de romper la dureza de los cortes rectos existentes.
Dependiendo del tamaño del jardín podemos optar por las dos opciones trabajando la primera en las cercanías de la casa y la segunda hacia el fondo.
La segunda es la “forma” que le dan al jardín los árboles y arbustos, sean estos persistentes o caducos. Este punto es el principal en el desarrollo del jardín, ya que las plantas en su crecimiento van dando la forma vertical.
Con una buena elección de plantas podemos darle extensión al jardín al ir dejando atrás las plantas más altas y colocando hacia los primeros niveles las plantas más bajas. Esto es muy útil en jardines pequeños en donde los muros medianeros se nos viene encima, con esto logramos cortar la vista directa al muro y al darle la sensación de escalamiento, el jardín termina dando la impresión de ser más grande.Así también, en el contexto total podemos jugar con formas piramidales, cúbicas, esféricas, ovaladas, etc.
Los planos de un elaborado jardín
Estas formas son en definitiva el esqueleto del jardín, ya que con el paso de las estaciones, en que van apareciendo y desapareciendo las flores, van quedando plantas sin hojas en otoño, etc. Al final son estas plantas elegidas las que nos mantienen la forma estable del jardín.
Donde se hace más notorio esto es en invierno, época en que escasean las flores (colores) y hay varias plantas que han perdido sus hojas, pero independientemente de la falta de color y hojas el jardín sigue teniendo su forma original y manteniendo una cohesión permanente. Este punto es de gran importancia porque no hay nada más triste que ver cómo, en ocasiones, los jardines tienden a desarticularse o casi desaparecer hasta la primavera.
Lo ideal es tener un jardín funcional todo el año, en el que no importando qué estemos haciendo en él, éste sea parte del todo y se pueda aprovechar cuando lo queramos.
Cómo no va a ser rico en esos días tibios de otoño e incluso invierno, que nos podamos sentarnos al sol a leer un buen libro en nuestro jardín.
Vía: minuevohogar.cl
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