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Estudio USACH concluye que es necesario informar masivamente a la población sobre transgénicos ya que existe desconocimiento del público en general. 

¿Qué sabemos sobre alimentos transgénicos y su consumo?

Una opinión pública informada que no ha variado en los temas de discusión, una comunidad científica en la que no hay consenso al respecto, la ausencia de diversidad informativa, de una masa crítica y de medios especializados independientes que informen sobre temas relacionados a los alimentos transgénicos fueron parte de las conclusiones del estudio.

Una encuesta al público general midió el conocimiento sobre transgénicos que sólo alcanza al 22%, tipificándolo en tres categorías: detractores informados, indiferentes y los pro transgénicos informados.

El estudio “Evolución de la Opinión Pública Informada en Chile frente a los transgénicos” realizado por el Departamento de Gestión Agraria de la Facultad Tecnológica de la Universidad de Santiago (USACH) reveló que la discusión de la opinión pública informada (periodistas científicos y comunidad científica) en los últimos 10 años en Chile no ha evidenciado cambios, puesto que los temas de debate siguen siendo los mismos. La publicación demuestra que la comunidad científica tampoco ha logrado consensuar una opinión que represente a la totalidad del sector. Los periodistas científicos, por su parte, cuentan con pocos medios donde exponer sus estudios, sin embargo tienen un rol esencial puesto que son prácticamente el único intermediario entre la fuente y el lector.

“Todo ello ha repercutido en la ausencia de un mayor flujo informativo al respecto, tanto en medios nacionales y especializados, razón por la que se propone levantar campañas masivas, integrando la obligación del etiquetado que de a conocer los componentes de los productos transgénicos para que sea el consumidor informado quien decida lo que quiera consumir”, destaca Victoria Torres docente y encargada del estudio en la USACH.

El estudio “Evolución de la Opinión Pública Informada en Chile frente a los transgénicos” fue realizado a partir de un análisis cuantitativo de publicaciones de circulación nacional entre los años 2000 y 2010, tanto especializadas provenientes de CONICYT como de corriente principal, así como de prensa de circulación nacional general. Asimismo, levantó un análisis cualitativo a partir de entrevistas en profundidad realizadas a algunos periodistas científicos y miembros de la comunidad científica en el país.

La investigación aplicó una encuesta representativa a 384 personas con el objetivo de determinar el grado de información del público más “atento”, que tiene algún nivel de acercamiento al tema de los alimentos transgénicos sin ser especialistas, compuesto por personas elegidas al azar en las comunas de La Florida, Las Condes, Peñalolén y Santiago. De ellas, sólo un 22% tuvo conocimiento de lo que son los alimentos transgénicos y se tipificó al público de acuerdo a su postura sobre transgénicos, edad, nivel socioeconómico y medios donde se informan, dando como resultado tres categorías: los detractores informados, indiferentes y pro transgénicos informados.

Situación de los alimentos transgénicos en Chile

En Chile, desde el año 1992, se ha concedido la autorización para la internación de material transgénico bajo la norma 1523 del Ministerio de Agricultura, que permite la importación de este material, sólo para la multiplicación y posterior exportación de semillas y, en ningún caso, para el procesamiento o para consumo como alimento humano. Sin embargo, se sabe que nuestro país recibe y consume transgénicos desde Argentina y Estados Unidos, esencialmente maíz y soya que son usados para la elaboración de alimentos para el consumo humano y animal.

En mayo del año 2001, el Servicio Nacional del Consumidor (SERNAC) encontró en diversos establecimientos comerciales alimentos que contenían soya transgénica principalmente en galletas, vienesas y hamburguesas que no cumplen con el sistema de etiquetado obligatorio al informar de sus componentes.

En julio del año 2007 se publicó la “Norma Técnica-Administrativa sobre Incorporación de Eventos Biotecnológicos en Alimentos de Consumo Humano” que establece que sólo serán autorizados los eventos transgénicos que aparezcan en un listado los que serán considerados legales. Hasta el momento se han solicitado 2 eventos biotecnológicos (aquel que modifica alimentos y/o materias primas alimentarias para el consumo humano). Esta norma evalúa las diferencias entre un alimento genéticamente modificado y un homólogo convencional.

La superficie registrada de cultivos transgénicos hasta el año 2007 en el país era de 28. 541 hectáreas (0, 55% de la superficie total de cultivo a nivel nacional).

Medios de comunicación y transgénicos

La investigación “Evolución de la Opinión Pública Informada en Chile frente a los transgénicos” realizó un análisis de contenido de prensa para determinar si ha habido cambios en los tópicos de discusión y el nivel de cobertura del periodismo especializado y nacional en la última década. Se consideraron las categorías salud, normativa y regulación, medioambiente, impacto socioeconómico y contextualización.

La investigación de contenido constata debilidad y escaso conocimiento en el tema en medios de circulación nacional. “Si bien se evidencia un giro en las publicaciones que manifiestan mayor crítica respecto a los alimentos transgénicos en el período, esencialmente en sus implicancias sobre salud y medioambiente, aún no logra configurarse una masa crítica consistente y que funcione de manera fluida respecto del tema”, señala Victoria Torres docente de la USACH y encargada el estudio.

La discusión en los medios de comunicación sigue centrada en las mismas preocupaciones respecto de salud, medio ambiente e impactos en la sociedad; los defensores siguen sosteniendo las mismas respuestas que hace diez años atrás.

Rol del periodista científico: ¡atento a la objetividad!

El periodista científico debe ser objetivo en su labor, sin emitir juicios ni alejarse de la realidad. Sin embargo, la investigación constata que lamentablemente esto no es una constante en el ámbito de la difusión de los transgénicos en medios especializados.

“En general, los periodistas científicos trabajan a partir de solicitudes de revistas o instituciones que requieren publicaciones para informar sobre un determinado tema, donde se pueden transmitir ciertas influencias sobre los temas expuestos dado el interés del solicitante de la publicación. Por tanto, se debe considerar que la mayoría de las publicaciones son encargadas por instituciones o por revistas especializadas, las cuales están sometidas a una línea editorial o tienen intereses en relación con la publicación, por lo tanto, la información (en la mayoría de los estudios) se encuentra con una edición o interés involucrados que podría afectar la independencia de la información”, señala el estudio.

Ello no quita el importante rol que siguen cumpliendo los periodistas científicos en la materia, ya que constituyen el único vínculo mediador entre la fuente generadora de información y el lector final, transformándose en un elemento clave en la formación de una opinión pública informada, crítica y partícipe de la discusión sobre transgénicos, tanto de sus pros y contras.

Comunidad científica sin consenso: a favor y en contra de los OGM

La comunidad científica tampoco ha evidenciado evolución en la discusión interna, manteniéndose dos posturas: quienes defienden los Organismos Genéticamente Modificados (OGM) y quienes los rechazan. De esta manera, no existe una opinión unificada, situación que ha repercutido en que no se ha logrado encantar a la opinión pública para que ésta reaccione.

“Los investigadores que se encuentran a favor de los organismos genéticamente modificados (OGM) plantean que el desarrollo de estos productos han logrado avances en los ámbitos de mejoramientos de la producción, aprovechamiento de las aguas, agregando que estos productos han sido evaluados en biología molecular y en la ingeniería genética, que existen estudios en tecnologías agronómicas, evaluaciones de riesgo, de la seguridad alimentaria y ambientales, etc.

Por su lado, los opositores a los OGM plantean que estos productos presentan una serie de irregularidades y desventajas sobre el hecho de consumir y producir transgénicos, como la inexistencia de una normativa que regule el consumo humano, y la existencia sólo de una norma que regula la multiplicación de semillas destinadas a exportación, sin embargo- destacan- que aun así existen alimentos transgénicos disponibles para el consumo. Como desventajas están las críticas a los supuestos beneficios que entregan los cultivos transgénicos, puesto que generarían impactos en productores orgánicos y tradicionales, al no existir regulación sobre transporte y producción, provocando contaminación en otros cultivos puesto que no están definidos los planes de manejo agronómico para poder utilizar planes de coexistencia y zonas libres de transgénicos (con centros de variabilidad genética).

Para los detractores, adicionalmente, se generaría efectos en el medio ambiente, por la contaminación de semillas, creación de súper malezas, producto de la aplicación de herbicidas especializados para transgénicos, impactos al suelo, que afectan la producción, disminución de insectos benéficos, producto de toxinas y residuos en los lugares de producción, efectos socio-económicos, producto de la monopolización de semillas y cesantía en zonas productivas, dependencia de insumos de producción y efectos en la salud humana, como alergias, resistencia a antibióticos y efectos tóxicos impredecibles, producto del consumo humano de estos alimentos”

“Evolución de la Opinión Pública Informada en Chile frente a los transgénicos”, USACH 2010.

Discutir, dialogar y reencantar a la población

“Evolución de la Opinión Pública Informada en Chile frente a los transgénicos” sugiere que es necesario que la comunidad científica reinicie un diálogo para reencantar al público informado y mantener debidamente documentado al público en general respecto a los alimentos transgénicos, sus implicancias, consecuencias, contribuciones al desarrollo productivo, a la salud y repercusiones sobre el medioambiente.

Para la docente de la USACH, Victoria Torres, es esencial la “aplicación del principio precautorio, que integre un etiquetado obligatorio, evaluaciones del aumento de las alergias y sus fuentes, generación de mecanismos de protección de la biodiversidad y complementación con estudios y evaluaciones socio-económicas de la aplicación de estos sistemas productivos”, señala.

Ello a su juicio contempla el levantamiento de una normativa más restrictiva que deje en manos del consumidor la decisión de compra, previa realización de campañas informativas hacia la población, “respecto no sólo de preferir un alimento elaborado a partir de un producto transgénico, sino que además de las diversas alternativas en relación a sistemas de producción agroalimentarias que no utilizan semillas transgénicas”, agrega.

En este contexto agrega la importancia de la información transferida hacia el consumidor desde las ventajas y desventajas de los distintos sistemas de producción agroalimentaria.

La percepción del público atento frente a los alimentos transgénicos

El estudio aplicó una encuesta al azar a 384 personas de las comunas de Maipú, La Florida, Las Condes, Peñalolén y Santiago, de las cuales un 61% fueron mujeres y un 39% hombres. El público atento no necesariamente está compuesto por personas afines a los temas científicos, pero que tiene algún nivel de cercanía a los alimentos transgénicos. De ellos, sólo un 22% manifestó poseer conocimiento de lo que son los alimentos transgénicos.

La encuesta además arrojó que existe correlación entre el nivel socioeconómico y el conocimiento sobre transgénicos, distinguiendo al menos tres tipos de públicos: los detractores informados, indiferentes y pro transgénicos informados.

Tipificación del público frente a los transgénicos

Detractores informados: Básicamente mujeres de 36 años de edad, en promedio, de un nivel socioeconómico heterogéneo, que se informan sobre los alimentos que consumen a través de revistas científicas y etiquetas en los productos. No están de acuerdo con el uso de la biotecnología, les importa el origen de los alimentos y presentan una mayor disposición a pagar por alimentos de un origen natural. Conocen los alimentos transgénicos, no los compran porque los consideran riesgosos.

Indiferentes: Hombres y mujeres de nivel socioeconómico C3 y D, de 34 años en promedio, que se informan sobre los alimentos que consumen a través de revistas generales. Están de acuerdo con el uso de la biotecnología. No les importa el origen de los alimentos y presentan una mayor disposición a pagar por alimentos naturales. Conocen los alimentos transgénicos, sí los compran y consideran que no son riesgosos.

Pro transgénicos informados: Hombres y mujeres de nivel socioeconómico ABC1 y C2, de 34 años en promedio, que se informan sobre alimentos que consumen a través de revistas científicas. Sí están de acuerdo con la biotecnología. No presentan mayor disposición a pagar por alimentos naturales. Conocen lo que son los alimentos transgénicos, sí los compran y consideran que no son riesgosos.

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