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Después de trece años de espera, la alemana Bayer CropScience logró la aprobación, por parte del Ministerio de Agricultura, de su soja LL, que puede reemplazar a la RR instalada por Monsanto en 1996 y que hoy se siembra en más del 95% de las 18 millones de hectáreas ocupadas por el cultivo en la Argentina. De esta manera, Bayer ingresa al mercado argentino de semillas de soja.

El lanzamiento se concretó en el auditorio de la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA) en el congreso de Aapresid, en Rosario, con la presencia del Secretario de Agricultura de la Nación, Lorenzo Basso. "Con esto nos ponemos a la par de Brasil y Estados Unidos en este tipo de eventos, y esta va a ser la línea de continuidad hacia el futuro".

Si bien la cartera Agropecuaria nacional aprobó genes para la soja en los últimos años, siempre se trató de modificaciones sobre la base de la soja RR, de Monsanto. La novedad radica en que esta semilla es un avance que no se daba desde hace quince años, con la introducción de la semilla del gigante estadounidense.

Así como la RR de Monsanto es una soja resistente al herbicida glifosato, que permite aplicar el producto matando las malezas pero conservando la semilla, la tecnología Liberty Linkâ (LL), de Bayer, aporta tolerancia al herbicida glufosinato de amonio (Libertyâ) para un control de amplio espectro.

Desde Rosario, donde participó del congreso de la asociación Aapresid, el gerente de Desarrollo del área técnica de Bayer CropScience, Earle Gastaldi, explicó a El Cronista que la semilla recién aprobada en el país ya se siembra hace dos años en Estados Unidos y que en Brasil también está aprobada, pero aún no se siembra. En la Argentina, la semilla comenzará se comercializará desde el primer momento con otras tecnologías asociadas, por lo que no pudo precisar aún cuándo estará disponible para los productores locales.

El freno que encuentran las empresas, según ellas, al desarrollo comercial de la tecnología en semillas de soja en la Argentina es que no hay un marco regulatorio que asegure el cobro de patentes por el uso de la tecnología. Como el trigo, la soja se siembra y da como resultado un grano de las mismas características, entonces el productor en muchos casos usa su propia producción para resembrar en lugar de comprar una nueva bolsa de semillas, que tiene incorporado en su costo el pago de regalías.

Si bien para Gastaldi hace falta contar con un marco regulatorio más firme, reconoce, por otro lado, que los propios productores tomaron más conciencia sobre la necesidad de pagar por la tecnología, y por eso el sistema de cobro de regalía extendida, por el que pagan un canon a la empresa a la hora de resembrar su propia semilla, se pone en práctica cada vez más. También los sistemas de información hoy permiten mayores controles sobre los productores, y en muchos casos, los acuerdos entre los productores y la empresa que provee la semilla apuntalan esta relación.

"Estamos confiados en que el país y los productores entendieron que es la única forma de contar con más tecnología", expresa Gastaldi. El tema fue uno de los debatidos en el marco de Aapresid, que se desarrolló durante tres días en la ciudad rosarina.

Las semillas de soja LL vendrán combinadas con otras tecnologías, que podrían ser, por lo que ya existe en el mercado, resistencia a insectos e inclusive, a sequía. En el caso del maíz, la tecnología LL, cuya presentación fue contemporánea a la de la soja, se siembra hace cuatro años, mientras que en Estados Unidos, hace ocho.

Según expresó el presidente de Aapresid, Gastón Fernández Palma la agricultura argentina tiene tres hitos: "en el 70 fue la soja, en el 80 fue la siembra directa y en el 90, la biotecnología, de la mano de la soja RR". Y agregó que ahora, se suma la LL, la segunda soja en la Argentina.

Via: Julieta Camandone en Cuencarural.com

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