jueves


Australia se ha convertido en el país número uno en producción orgánica, superando considerablemente a países como Argentina, China y Brasil, mientras que a nivel mundial, el sector orgánico crece en torno a un 20% al año. Conozcamos cómo lograron este liderazgo.

En Australia se destinan más de 12 millones de hectáreas a la producción orgánica, esta cifra representa cerca del 50% de la tierra dedicada al cultivo de estos productos en el planeta. Muy por debajo le siguen países como Argentina con 4 millones de hectáreas y Estados Unidos, China y Brasil con cifras que no alcanzan los 2 millones de hectáreas.

La política gubernamental se ha centrado en promover el desarrollo rural y alentar la exportación de los productos orgánico australianos. Los departamentos agrícolas regionales del Estado son los responsables de promover la agricultura orgánica y aunque no hay un apoyo económico directo, en el último tiempo se ha aportado más de US $130.000. para investigación y US $520.000 para apoyar a los agricultores. Este aporte económico se complementa con la asistencia técnica y capacitación al que acceden los agricultores orgánicos a través de programas de promoción de la agricultura orgánica gestionados por organismos privados, tales como Agricultores Orgánicos de Canberra y Agricultores Orgánicos de Brisbane.

La alianza australiana entre el Estado y privados en pos del desarrollo de la producción orgánica, surge a raíz del interés que existente por generar negocios sustentables y con un mínimo impacto ambiental. Así, la agricultura orgánica se constituye como un sistema holístico de gestión de la producción que fomenta y mejora la salud del agro-ecosistema, y en particular la biodiversidad, los ciclos biológicos, y la actividad biológica del suelo. Además, se enfatiza el empleo de prácticas de gestión antes que los insumos externos al predio, teniendo en cuenta la realidad de cada localidad. Esto se consigue empleando métodos culturales, biológicos y mecánicos, en contraposición al uso de materiales sintéticos, para cumplir cada función específica dentro del proceso productivo.

La rigurosa certificación australiana
A medida que la agricultura orgánica se ha ido extendiendo por los distintos países han surgido distintas normas en función de los requisitos específicos de cada territorio. En general, es obligatorio el uso de métodos que contribuyan al mantenimiento o mejora de la fertilidad del suelo y se prohíbe el uso de insumos sintéticos. No obstante, esto puede cambiar según las distintas normativas.

El modelo australiano -acorde con los estándares internacionales- proporciona la base para que AQIS pueda acreditar a los distintos organismos certificadores en Australia. Este sistema co-regulatorio se creó a principios de los 90 para asegurar a los consumidores productos cultivados y elaborados de acuerdo con los principios orgánicos o biodinámicos.
Los productores deben satisfacer los requisitos del Estándar Australiano durante al menos un año para que sus productos puedan ser certificados como “productos en conversión a orgánico”. Luego, se deben cumplir estas exigencias durante dos años más antes de que se permita el uso del término “orgánico” y etiquetarlo como tal. No conforme con esto, los organismos certificadores realizan inspecciones al menos una vez al año a sus asociados para asegurarse de que se cumplan todas las normas exigidas en el Estándar.

El caso chileno
Chile, en su calidad de nación abierta comercialmente al mundo, debe adaptarse a los mercados globales que exigen el valor de la sustentabilidad en la gestión productiva. Hoy adquiere mayor importancia crear negocios sustentables, tomando en consideración los aspectos sociales y ambientales que involucra su ejercicio, minimizando los impactos negativos y potenciando los positivos.

En nuestro país, el sector vitivinícola es uno de los que más ha avanzado en este tema, adaptándose a algunos mercados específicos que prefieren producciones orgánicas, biodinámicas, o bajo una certificación de comercio justo.
La producción orgánica en Chile y el resto del globo sigue creciendo, empujada por el esfuerzo de muchas organizaciones que buscan generar un sector muy exitoso y con claros beneficios sociales y ambientales.

Aunque quedan tareas pendientes al respecto, en Chile se ha avanzado durante los últimos años, ya que en el 2007 entró en vigencia la Ley 20.089, que creó el Sistema Nacional de Certificación de Productos Orgánicos Agrícolas, donde se oficializan las normas técnicas para la agricultura orgánica; los requisitos para la producción y comercialización de los productos orgánicos, ecológicos o biológicos y la normativa para entidades certificadoras y de pequeños agricultores, entre otros.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario aquí.

Blog Archive

Lo más visto

Recent Posts

Text Widget