Recientes investigaciones vienen a corroborar que la muerte de las abejas está relacionada con el uso de plaguicidas; se ha detectado contaminación en la cadena alimentaria, en el suelo, en el polen y en las abejas muertas.
Sierra Club ha pedido a la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA) que suspenda de inmediato la aprobación de uso del insecticida clotianidina, en base a las pruebas científicas que muestran contaminación de las abejas y el suelo.
El 3 de enero de 2012, científicos de la Universidad de Purdue han documentado importantes impactos adversos de la clotianidina, que se utiliza para el tratamiento de las semillas de maíz, en las abejas melíferas. Los resultados muestran la presencia de clotianidina en las zonas donde se alimentan incluso mucho tiempo después de que el maíz haya sido tratado.
El estudio plantea serias dudas sobre la supervivencia a largo plazo de este importante polinizador.
“Esta investigación debe servir para evitar el uso de la clotianidina”, dijo Laurel Hopwood, presidenta del Sierra Club’s Chairwoman of the Genetic Engineering Action Team. “A pesar de los numerosos intentos por parte de la industria apícola y las organizaciones conservacionistas para convencer a la EPA de que prohíba la clotianidina, la EPA no ha tenido en cuenta la protección del suministro de alimentos”.
Tom Theobald, miembro fundador de la Asociación de Apicultores del Condado de Boulder explica: “En 2010, conseguí un documento de la EPA que revelaba que la Agencia ha permitido el uso generalizado de este plaguicida, tóxico para las abejas, en contra de las evidencias que señalaban su toxicidad. La clotianidina no cumple con los requisitos para estar registrada. Su uso continuado es una violación de la ley”.
Al enterarse de la actitud de la EPA, el Consejo Consultivo de National Honey Bee, la Federación Estadounidense de Apicultores y la Asociación de Productores de Miel estadounidense, instaron a la Agencia en una carta enviada el 8 de diciembre de 2010 a que prohibiese el uso de este plaguicida. Sin embargo, a pesar de que sobre la clotianidina no se habían realizados los estudios del ciclo de vida para su aprobación, el organismo respondió en carta del 18 de febrero de 2011 que “En estos momentos no tenemos conocimiento de ningún dato que razonablemente demuestre que las colonias de abejas se vean afectadas por la exposición a este plaguicida. La EPA no tiene intención en este momento iniciar trámites para suspender o prohibir el uso de clotianidina. Si la información científica mostrase que un pesticida en particular plantea riesgos excesivos para los polinizadores, estamos dispuestos a tomar las medidas reglamentarias necesarias”.
Neil Carman, del consejo científico del Club Sierra, está preocupado por las actitud complaciente de la EPA. “Los investigadores estadounidenses han documentado los importantes impactos adversos de los tratamientos de las semillas de maíz con clotianidina en las abejas”. Carman explica además que “debido al papel fundamental desempeñado por las abejas en la polinización de los cultivos, la desaparición de la abeja melífera amenaza la producción de los cultivos, que suponen un tercio de nuestra alimentación, incluyendo cerca de 100 frutas y verduras. El valor de estos cultivos polinizados por las abejas supera los 15 mil millones de dólares, y eso solamente en los Estados Unidos”.
Hopwood dice: “Ahora es el momento de que la EPA deje de parecer que supervisa y en su lugar tome cartas en el asunto sobre la desaparición de las abejas. Si seguimos yendo por este camino, podríamos crear unas condiciones en nuestro sistema alimentario muy parecidas a la crisis del sistema financiero”.
Colapso de las colonias de abejas (Mother Earth News)
La tercera parte de las colonias de abejas están desapareciendo debido al colapso por desorden de las colonias. Dos pesticidas de uso común están vinculados con ellos síntomas que afectan a las abejas.
A la Agencia de Protección Ambiental (EPA) están llegando multitud de peticiones por diversas organizaciones, como Natural Resources Defense Council (NRDC, )para que investigue sobre el impacto de los neonicotinoides – un tipo de pesticida muy utilizado- en las abejas y otros polinizadores.
La EPA identifica dos neonicotinoides específicos, imidacloprid y clotianidina, muy tóxicos para las abejas. Ambos productos químicos causan estragos entre las abejas, tales como desorientación, pérdida de memoria, parálisis y muerte.
Ambos productos químicos están asociados con la muerte de las abejas y se prohibieron su uso en Francia y Alemania. Varias países europeos también han prohibido su uso. El año pasado, Eslovenia e Italia lo prohibieron porque consideraban que suponían un importante riesgo para las poblaciones de abejas.
Mientras que Bayer CropScience, el principal productor de ambos pesticidas, sigue diciendo que las muertes de abejas registradas en Europa fueron causadas por aplicaciones inusuales, aunque no niegan la toxicidad de sus productos. Por el contrario mantienen que las abejas no están expuestas el suficiente tiempo o en cantidad para que les cause daño. Ahora esta afirmación está siendo examinada con lupa.
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