En un huerto ecológico, la lucha contra los insectos que posiblemente puedan convertirse en plaga es una de las tareas que más quebraderos de cabeza puede producir, sobretodo teniendo en cuenta que vamos a descartar rotundamente desde un principio cualquier tratamiento con plaguicidas sintéticos, que no causan otra cosa que desequilibrios ecológicos e impactos contra nuestra salud y la de nuestro entorno.
De este modo, vamos a tener que recurrir a otros métodos de control y prevención de plagas. Eso sí, siempre haciendo honor al adjetivo que acompaña a nuestro huerto, ese calificativo tan usado como incomprendido: “ecológico”. Y es que, para que un huerto sea ecológico no basta con comprar semillas ecológicas y no añadir fertilizantes químicos. Para que nuestro huerto pueda ser calificado y acreditado como realmente ecológico, debemos llevar a la práctica y recrear en la pequeña escala de nuestro trocito de tierra el término de equilibrio natural y biológico.
En la naturaleza, como todos debemos entender, se da continuamente un equilibrio en el que los depredadores se alimentan de sus presas, manteniendo sus poblaciones siempre en una proporción correcta y saludable para el ecosistema. Esta capacidad de autorregulación de los ecosistemas es la que debemos imitar en la medida de lo posible para poder crear un huerto realmente ecológico, en el que incluso los seres que podrían constituir una plaga se regulan y mantienen en proporciones no dañinas para los vegetales.
Esto en un principio puede parecer complicado, pero lo cierto es que no lo es en absoluto gracias al conocimiento que tenemos sobre los hábitos de algunos animales, conocimiento que nos ayudará a manejar en nuestro beneficio determinados comportamientos animales.
Así, para comenzar nuestra lucha biológica, lo primero será saber qué especies debemos atraer. A continuación vamos a enumerar una lista de fauna beneficiosa para la vida vegetal que, muy convenientemente, deberemos pensar en atraer cerca de nuestros cultivos.
Mariquitas: Coleópteros muy bellos y beneficiosos para nuestro huerto. Depredadores naturales de parásitos tan perjudiciales como el pulgón.
Páridos: son una familia de aves, compuesta por carboneros y herrerillos, que se alimenta vorazmente de todo tipo de insectos.
Petirrojos: especie de ave diurna que se alimenta principalmente de arañas, orugas y muchos otros tipos de insectos.
Cernícalos: es una especie de ave rapaz, de hábitos diurnos, que caza principalmente pequeños roedores (topillos, ratones de campo...) y grandes insectos como saltamontes o grillos. Justamente se alimenta de potenciales plagas vegetales: tanto los roedores como la mayoría de insectos que se encuentran en su dieta son organismos que pueden llegar a ser muy dañinos para nuestro huerto.
Mochuelo: de la familia de los búhos, es una ave rapaz nocturna que gusta de comer pequeños roedores, grandes insectos y orugas y gusanos de todo tipo. Como en el caso anterior, erradicará potenciales plagas de nuestros cultivos. Además, al ser un ave de hábitos nocturnos, sus insectos objetivo serán diferentes a los de un ave diurna, es decir, se alimentará de especies que se alimentan de noche, como por ejemplo muchos tipos de orugas.
Murciélago: como sabemos, es un mamífero volador de hábitos nocturnos que, al menos los que encontramos en estas zonas, se alimentan fundamentalmente de insectos. De este modo, y al igual que el mochuelo, su alimentación se centrará en especies de insectos con hábitos nocturnos, que suelen constituir un verdadero problema por la dificultad que conlleva su control de manera biológica mediante enemigos naturales.
Los mencionados arriba serían algunos de los múltiples animales que pueden beneficiar nuestra labor hortícola. Pero ahora viene la parte complicada, ¿cómo los atraigo? Pues bueno, no es tan complicado. Actualmente se comercializan múltiples cajas-nido especiales para determinadas especies animales que harán todo el trabajo. Solamente tendremos que colocarlas en un lugar adecuado, y las cajas son las que atraerán al animal en cuestión, al proporcionarle un lugar confortable y seguro donde descansar. Además, mientras tengan alimento cerca, y aquí es donde entra en juego nuestro huerto (y sus bichitos), no se irán. Comida fresca, confort...¿qué más se puede pedir?
Fuente: Planeta Huerto
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