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El trabajo en el jardín reduce el estrés y es "terapeútico". No en vano, el cuidado de jardines es habitual en la rehabilitación de pacientes con problemas de droga o de sociabilización, en centros para personas con discapacidades físicas, de ataque cardiacos o las instituciones que trabajan con personas con retrasos mentales.

Diversos estudios científicos señalan sus efectos sobre la salud: disminuye la presión arterial, favorece el funcionamiento del corazón, relaja los músculos, reduce el estrés, da nuevas energías y ayuda a darle una nueva perspectiva a las cosas.

Se ejercitan los grupos musculares más importantes de nuestro cuerpo, los que queman más calorías. Así, piernas, glúteos, hombros, estómago, brazos, cuello, y espalda se ven sometidos a sesiones de gimnasia. Cuidar el jardín también aumenta la flexibilidad y refuerza las articulaciones.

Sin embargo, como con cualquier otro ejercicio, es la actividad moderada y practicada en forma regular la que proporciona los mayores beneficios. Ve despacio al principio para ir ganando en resistencia con el tiempo. 

Para trabajar el jardín, es importante protegerse la piel de los rayos ultravioletas del sol. Se evitan trabajando en el jardín por la mañana temprano o al atardecer. Bebe mucha agua, refréscate incluso por encima, usa ropa clara y ligera, crema protectora y sombrero.

Las manos cuídalas usando guantes. Por ejemplo, por el manejo de plantas con espinas o urticantes, cuando metas las manos en tierra, cuando eches fertilizantes, etc.. Recuerda que en el suelo viven las bacterias del tétanos. Los guantes de látex, tipo quirúrgicos, son adecuados para quien le gusta el tacto de la tierra pero no quiere correr riesgos.

Compra unos guantes cómodos, duraderos, adecuados para la tarea que vayas a realizar y sobre todo, que se ajusten bien a la mano. Los hay para hombres y para mujeres. 

La jardinería y los mayores:

Como se pierde visión con la edad, se pueden usar herramientas de colores llamativos o pintarlas. Emplear semillas grandes y aprender a reconocer las plantas por su tacto y olfato.

• Construir caminos lisos y firmes para recorrer el jardín.

• Los arriates elevados del suelo resultan más cómodos para cultivar.

• Para problemas de Alzeimer puede simplificarse el jardín con menos plantas.

• Evitar el uso de herramientas pesadas.

• Dedicar más tiempo al jardín para no tener tanto apuro y poder hacerlo todo con mayor calma...

Vía: planetaverde.cl

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