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El Seminario de Cambio Climático y Huella de Carbono, organizado por el INIA, convocó a investigadores quienes presentaron la posición y compromisos del Gobierno e instituciones frente al cambio climático, la importancia de la investigación e innovación para adaptarse y mitigar los efectos de la huella de carbono, el efecto socioeconómico en el agro y la eficiencia en el uso del agua, entre otros temas.


El Director Nacional del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), Guillermo Donoso, explicó la importancia de esta iniciativa, destacando que la gran tarea es “avanzar hacia una industria alimentaria carbono neutral. Para Chile, la mitigación no debe ocurrir a expensas de desincentivar o reducir la producción de alimentos sino que a expensas de reducir las emisiones por unidad de producto. A través del INIA, potenciamos el crecimiento de manera sostenida, aportando con tecnologías e innovaciones”. 

Por su parte, la Directora Ejecutiva de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), Eugenia Muchnik, señaló que el cambio climático representa amenazas y oportunidades para el sector silvoagropecuario chileno. “Lo importante es identificar y localizar geográficamente las amenazas para tomar medidas de prevención, mitigación y adaptación frente a los nuevos escenarios. Lo mismo debe hacerse con respecto a las oportunidades que se puedan presentar, teniendo presente que Chile está inmerso en una economía global y que los cultivos de productos de exportación deben competir con muchos otros países”, agregó.

Destacó que, por este motivo, FIA ha estado participando activamente en los foros internacionales relacionados con este fenómeno, siendo uno de sus profesionales el delegado oficial del Ministerio de Agricultura en las negociaciones de la Convención Marco de las Naciones Unidas de Cambio Climático y del Protocolo de Kioto. “Esto ha permitido a la Fundación estar actualizada sobre el tema y los posibles efectos para el país”, finalizó.

Durante el encuentro se presentó la situación del cambio climático en Chile y qué se prevé como impacto productivo para la agricultura, acotado a estudios de casos en distintas cuencas del país, dividido en dos ejes básicos: Adaptación y Mitigación. También se realizó un análisis de la vulnerabilidad de nuestro territorio frente al cambio climático desde el punto de vista social, productivo y económico.

Primera Calculadora de Huella de Carbono 

Sin duda, un gran valor agregado de esta iniciativa fue la presentación del Estudio de Huella de Carbono para productores agropecuarios exportables, donde el investigador Sergio González Martineaux de INIA y de IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change), dio a conocer la primera calculadora de huella de carbono como herramienta de evaluación. Con este instrumento los exportadores podrán ingresar los datos de su producción y calcular su eficiencia en esta materia y, a la vez, disminuir la huella de carbono.

Chile es el país que lleva el liderazgo en temas de huella de carbono en la región latinoamericana para productos de exportación, y países como Colombia y Uruguay estuvieron presentes para conocer esta iniciativa, que, sin duda, es un paso más para convertir a Chile en Potencia Agroalimentaria.

Cabe destacar que gran cantidad de sistemas ecológicos son influidos por los cambios en el clima regional, sobre todo aquéllos que tienen dependencia directa del clima, como la agricultura. 

El prolongado período en que cultivos permanecen expuestos a las fluctuaciones climáticas y las claras influencias que tienen los elementos metereológicos, tanto sobre la productividad de los cultivos como sobre la calidad de los productos cosechados, hacen de esta actividad una de las más vulnerables al cambio climático.

Un estudio realizado por el Departamento de Economía Agraria de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la Pontificia Universidad Católica de Chile arrojó interesantes resultados sobre el efecto económico del cambio climático en la agricultura, teniendo en cuenta que una proporción relevante de la población chilena depende de esta actividad para subsistir.

Considerando un escenario “severo” y uno “moderado” de cambio climático, el estudio deja ver que los ingresos netos totales provenientes de la agricultura caen entre un 14% y un 15% en el primero, y aumentan menos de 1,3% en el segundo. Por otro lado, el requerimiento total de trabajadores para el sector cae en ambos escenarios entre un 9,4% y un 18%.

Si bien el impacto económico del cambio climático es un hecho, existen también grandes oportunidades, que se traducen en importantes cambios en los sistemas productivos, tales como un cambio de rubro o reubicación de sus instalaciones en pos de mejores condiciones ambientales. 

De acuerdo al Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, las mejoras en la gestión agrícola pueden reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero. La eficiencia de estas prácticas depende de factores como el clima, tipo de suelo y sistema de cultivo. Aproximadamente el 90% de la mitigación total se deriva de la intensificación de los sumideros (secuestro de Carbono del suelo) y el resto de la reducción de emisiones.

El Director Nacional del Inia, Guillermo Donoso, destacó que “la humanidad como pocas veces en su historia, está frente a un notable e inédito desafío que es tecnológico y económico, pero principalmente ético y cultural donde las modificaciones del comportamiento estructural de la naturaleza, nos invitan a nuevas formas de relacionarse. Este es nuestro segundo desafío: crear un nuevo paradigma cultural a partir del respeto por el medio ambiente”.

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