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El control de plagas a través de los pesticidas va en franca decadencia. El uso indiscriminado de plaguicidas cambió en el momento en que los consumidores exigieron productos de mayor calidad e inocuidad, buscando con ello consumir productos agrícolas con la menor cantidad posible de residuos químicos tóxicos.

Por ello en los últimos años se han desarrollado nuevas técnicas para realizar un mejor control de las plagas, en las que los productos químicos se utilizan de manera consciente y racional, de forma tal que no dañen el medio ambiente, a las personas o a los cultivos. El Manejo Integrado de Plagas (MIP) es una de estas prácticas.

En el MIP se monitorea la dinámica poblacional de las plagas mediante el uso de trampas y la implementación del control biológico, utilizando los depredadores y parásitos como enemigos naturales para control de las plagas.

Sin embargo, pese de representar un método fácil de usar, los productores no se encuentran familiarizados con esta práctica, haciendo necesaria una mayor difusión al respecto. A través de consultores y de capacitación, los productores podrían detectar oportunamente las plagas y de esta manera llevar a cabo los controles necesarios y una agricultura que no dañe al ambiente y así proveer a los consumidores de productos agrícolas inocuos y de mayor calidad.

Aunado al MIP resulta posible aplicar prácticas amigables con el medio ambiente como la rotación de cultivos que rompan los ciclos de las plagas, el uso de los abonos naturales y el uso de extractos vegetales como bioinsecticidas, entre otros.

Así, la aplicación de productos químicos sería la última alternativa, luego de utilizar plantas resistentes y mejor adaptadas al medio como medidas de prevención de enfermedades.

Este tipo de métodos de prevención y control, además de cuidar la salud de jornaleros y consumidores, genera mayor aceptación en los mercados y disminuye los costos al reducir la compra y uso de productos químicos hasta 20 por ciento.

Algunas empresas dedicadas a producir hortalizas bajo certificación de buenas prácticas agrícolas e inocuidad son claro ejemplo de lo anterior.

Fuente: Agrónomos por el Mundo

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