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Hace días que la «crisis del pepino» ha dejado de ser una anécdota y está poniendo seriamente contra las cuerdas a un sector en el que España es la primera exportadora: las hortalizas. Los cálculos de los productores advierten de que el cierre de los mercados de distintos países a los productos europeos puede causar unas pérdidas de 200 millones a la semana.

Durante el pasado año, España exportó un total de 3,7 millones de toneladas de hortalizas, lo que supuso 3.640 millones de euros, de los que 44.954 toneladas y 372,4 millones de euros correspondieron a pepinos. Teniendo en cuenta que el sector esperaba un crecimiento para este año del 10 por ciento, lo que está dejando de ingresar por el miedo en Europa a la bacteria E. coli alcanza proporciones alarmantes para la ya castigada economía nacional. «Se están cancelando camiones que estaban listos para descargar», se lamentaba ayer, en declaraciones a ABC, el presidente de la Federación de Productores y Exportadores de Frutas y Hortalizas (FEPEX), José María Pozancos.

Ante el destrozo que está produciendo la alarma alimentaria, aun antes de que los análisis resuelvan dónde cogieron los pepinos la maligna bacteria, España se plantea pedir compensaciones económicas a la UE.

Tras una reunión con los representantes hortofrutícolas, la ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, Rosa Aguilar, aseguró ayer que nuestro país «no consentirá que se siga haciendo daño gratuitamente al sector».

La Comisión Europea se ha visto obligada a advertir que considera inapropiado el cerrojazo a las hortalizas españolas, que hasta ahora, en mayor o menor medida, han impuesto, además de Alemania, las autoridades de otros países de dentro y fuera de la UE como Dinamarca, Austria, República Checa, Luxemburgo, Hungría, Suiza, Bélgica y Rusia.

Desde el punto de vista de Bruselas, el Gobierno español está actuando correctamente al cerrar las dos explotaciones de Almería y Málaga que son, a juicio de las autoridades alemanas, sospechosas de ser el origen del brote de la mencionada bacteria.

Ahora todo el mundo espera el resultado de los análisis que hará públicos España y en el que se determinará si la bacteria estaba en las plantaciones de los pepinos que han provocado la contaminación o, por el contrario, se contaminaron durante el viaje o la manipulación en el destino, en este caso la ciudad de Hamburgo, en el norte de Alemania.

Aunque la ministra aseguró que los resultados estuvieran listos este miércoles, fuentes de la Consejería andaluza de Salud señalaron a ABC que se pueden demorar. Las muestras de los pepinos se han enviado a un laboratorio en Galicia, puesto que todo indica que se trata de una variante de la citada bacteria y son escasos los laboratorios que pueden detectarla y estos análisis, que son «complejísimos» y requieren una tecnología que solo posee el laboratorio gallego, pueden dilatar el proceso.

De hecho, los técnicos de Bruselas se encuentran sorprendidos porque la cepa de la bacteria que está provocando la enfermedad, y en algunos casos la muerte, no se había detectado en Europa en los últimos cinco años. En este sentido, la Agencia Europea para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC en sus siglas en inglés) asegura en un informe preliminar que la variante de la bacteria E.coli detectada en Alemania es muy rara y se desconoce su origen.

Hasta el momento el número oficial de fallecidos asciende a tres en Alemania, según Bruselas, pero otras fuentes procedentes de ese país elevan a 14 el número de muertes.

Almería, la más castigada

La «crisis del pepino» se está cebando especialmente con la provincia de Almería, no sólo por las exportaciones de este producto, sino que también esta afectando a otros como el tomate, el calabacín, el melón y la sandía.

La consejera andaluza de Agricultura, Clara Aguilera, que recordó ayer que las 13 explotaciones investigadas en España están ubicadas en esta provincia, pedirá a la UE que compense con fondos comunitarios las pérdidas originadas por la desproporcionada reacción alemana. Agregó que las disculpas solicitadas por el Gobierno de ese país sirven de poco, porque no mitigan el efecto que ha tenido su decisión sobre la agricultura andaluza.

Aguilera mantuvo ayer una reunión con la práctica totalidad del sector almeriense para analizar la crisis. En el encuentro participaron las tres principales organizaciones agrarias de Andalucía (Asaja, COAG y UPA), la Federación andaluza de empresas cooperativas agrarias (Faeca), la organización de asociaciones de productores de frutas y hortalizas de Almería (Coexphal), la asociación de empresarios comercializadores hortofrutícolas (Ecohal) y la organización interprofesional de frutas y hortalizas de Andalucía (Hortyfruta).

Los «daños incalculables», en palabras de Aguilera, originados por esta decisión deberán ser estimados para exigir compensaciones a los agricultores a cargo de los fondos para crisis de la Unión Europea.

Fuente: abc.es

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