domingo


Hechos económicos concretos como el ahorro en las aplicaciones de agroquímicos a toda la superficie triguera que se produce en el país por Pulgón verde Pálido y Pulgón de las Espigas, plagas que han sido desterradas por la introducción y liberación de insectos que los afectan en la reproducción, que han logrado bajar de una proporción de 200 pulgones por eje a solo 1, desde 1974 a 1980, son un ejemplo claro de la efectividad de trabajar con enemigos naturales.

Por este concepto de “control biológico” se están economizando por lo bajo, 30 millones de dólares anuales, que son una prueba tangible de efectos de la investigación aplicada en este rubro. A los “afidos” del trigo señalados, se suman el pulgón ruso (1987-1990), la polilla del brote del pino (1987-1992), la mosquita blanca del fresno (1995-2000) y la mosca doméstica en Isla de Pascua (1982- 1984), por mencionar algunos de importancia.

A esto hay que sumarle otro aporte que es menos tangible en lo económico al corto plazo, que es la contaminación medioambiental que se evita al aplicar las toneladas de agroquímicos que se han ido ahorrando en estas décadas. También que como efecto residual de la introducción de 11 parasitoides para controlar el pulgón del trigo, cuatro de estos se establecieron en el país y además de ser efectivos en el principal grano, están actuando contra los pulgones azules y verdes de la alfalfa, verde del duraznero y parásitos de malezas como zarzamora, como lo da a conocer en uno de sus trabajos Marcos Gerding, que dedicó su vida profesional a la investigación entomológica en INIA-Chillán y que hoy es un nuevo empresario privado del control biológico, en la empresa Biobichos.

Gerding afirma que la definición que más le acomoda para nuestra realidad de Control Biológico es el “uso de organismos vivos para el control de plagas (insectos, malezas, enfermedades y vectores de enfermedades) en la agricultura”, que puede ser a través de la introducción de organismos vivos de otras latitudes, como también la de “insecticidas biológicos”, que son enemigos naturales de plagas cuya población es incrementada en forma artificial para ser liberados en forma masiva y obtener resultados inmediatos.

Agrega que en este concepto los trichogrammas, que son avispas diminutas, juegan un papel importante en el control de plagas que se presentan como polillas, ya que parasita los huevos de éstas interrumpiendo el ciclo reproductivo, y hay variedades de estas microavispas que se especializan en ciertas plagas. De hecho, INIA cuenta con una colección viva de 22 especies de trichogramma, varias de las cuales son nativas y con las que se trabaja para definir a qué plagas controlan más efectivamente.

Hay experiencias en la polilla del brote del pino, bruco de la arveja, gusano del choclo y polilla del tomate, con diferentes grados de éxito, afirma Geding en sus múltiples publicaciones. “Sin embargo, falta aún el interés real del sector privado para incrementar su utilización”, acota, agregando que hasta aquí el Estado ha hecho los esfuerzos y financiado la mayor parte del quehacer en control biológico.

En esta afirmación coincide plenamente Andrés France, investigador de INIA-Quilamapu, que reemplazó a Marcos Gerding en la dirección del Centro Tecnológico de Control Biológico, CTCB, , una entidad de investigación aplicada única en su género en el país, que tiene la finalidad de desarrollar procesos a pedido del sector privado para “industrializar” la producción de enemigos naturales, como hongos, insectos y nemátodos.

“En este tema en Chile estamos en pañales. A nivel continental Brasil va a la delantera con millones de hectáreas intervenidas. También van adelante Colombia, Perú, Ecuador, Argentina... aún no se toma la importancia de esto. Si se quiere que Chile sea potencia alimetaria, no se puede seguir produciendo con alta carga de pesticidas. Nuestra tasa de uso de pesticidas sube en 7% anual, en lugar de disminuir. Aquí hay un desafío de país, de un uso mejor de los pesticidas e incorporar control biológico ”.


Sin financiamiento

Lamentablemente, el Centro Tecnológico de Control Biológico, inaugurado en mayo del 2009 con una inversión de más de 600 millones de pesos, hoy no cuenta con financiamiento y luego de ser un referente nacional e internacional con 16 investigadores trabajando, ha bajado este número a 5: “Ocurre que terminó el proyecto, cambió la figura y no siguió el financiamiento Corfo. Pedimos una extensión, pero no se aprobó”, señala Andrés France. En todo caso, el centro sigue existiendo y sus investigadores presentando proyectos para lograr financiamiento.

France explica que generalmente los financimientos para la investigación en Chile buscan efectos de aplicabilidad a corto plazo y una utilidad rápida para el sector privado. Agrega que estos procedimientos de control biológico son nuevos y requieren de más de 3 años, que es el plazo habitual de los financiamientos, para lograr resultados efectivos con enemigos naturales.

También se produce un bache temporal para que los agricultores adopten estas tecnologías, ya que por lo general, en estas cosas nuevas, esperan ver resultados en cultivos reales, antes de incorporarlas. “Además, como es un trabajo con organismos vivos, a veces toma cursos inesperados, como que los insectos se vayan al predio del lado, o situaciones similares”.

Pese a este panorama que hasta aquí se ve en un enfoque algo sombrío, es fuerte el impulso que están tomando estas tecnologías y el esfuerzo que está haciendo el país desde hace 8 décadas, al que se suma INIA hace 4, en investigación y que se reforzó con el Centro de Chillán, está comenzando a dar frutos. En la zona hay al menos tres empresas dedicadas a prestar servicios de Control Biológico y otras tantas existen y están naciendo en el país.

“Por eso el Centro tiene que fortalecerse y seguir trabajando. Eso de los plazos cortos de financiamiento, es una falla general de toda la investigación en Chile”, dice France reconociendo que la situación es dificil y que resulta triste que un esfuerzo tan grande del Estado como el CTCB tenga que ser desdacelerado por falta de financiamiento. En la actualidad funcionan con pedidos de la empresa privada, pero el autofinanciamiento es difícil. Uno de los productos que dieron renombre a este centro, los hongos entomopatógenos, se sigue produciendo para empresas.

“El tema de los entomopatoógenos fue instalado en Chile por INIA y por el CTCB. Contamos con 7 cepas comerciales que sirven para controlar cabritos de frutales, chanchitos blancos y otros. Se trata de enemigos naturales que tienen costos similares a los agroquímicos. Con buen nivel de materia tienden a quedarse en el ambiente y atacan a plagas específicas. En este tema tenemos un trabajo interesante avanzado en control de la varroa de la abeja, por ejemplo”, dice el especialista.

Los investigadores del área del Control Biológico no pierden la esperanza ,porque tienen certeza que la vía que promueven para la agricultura se basa en la “norma de la naturaleza” como dice France.
Un hito importante que da señales de un cambio de actitud en el sector privado, es el interés que está mostrando la empresa forestal en el tema del control biológico. Uno de los caballos de batalla de las empresas de biocontrol de plagas son los productos forestales.

En LA DISCUSION esta semana pudimos ver como Agrícola y Forestal Cordillera de Quillón, que está desarrollando un enemigo natural para el gorgojo del eucaliptus, que ha causado gran interés en la Corma.
La señalada empresa y otras de la zona también preparan sus arsenales y ejércitos biologicos contra el Sirex noctilio, conocida también como avispa perforadora del pino.


Polilla del brote del pino

El interés de la industria forestal hacia el control biológico se basó en un hito exitoso, como fue la estrategia de control de la polilla del brote del pino ( Rhyacionia buoliana), plaga que produjo cuantiosos daños a los productores con daños de hasta 40% del volumen de madera.

El tema se enfrentó con un manejo integrado de plagas, pero el componente más efectivo de la misma fue la liberación de Orgilus obscurator Ness, una Hymenoptera (insecto emparentado con abejas y hormigas), que perimitió un biocontrol de la plaga que redujo las pérdidas a niveles tolerables.

Con la demostración práctica de la efectividad de esta tecnología aplicada en otros países, se abrieron las puertas a otros programas de control biológico clásico para el control de plagas forestales que se encuentran presentes en el país.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario aquí.

Blog Archive

Lo más visto

Recent Posts

Text Widget