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La crisis en Argentina ha ilustrado de nuevo una realidad frustrante e injusta: no hay una relación directa entre la cantidad de comida que se produce en un país y el porcentaje de población hambrienta. En el 2001, Argentina produjo trigo suficiente como para cubrir las necesidades de China e India juntas.

Con este título, Greenpeace, junto con IFOAM, presentaron en la pasada edición de Biofach un informe, de cerca de 150 páginas, realizado por el investigador Nick Parrot de la Universidad de Cardiff. En el mismo se muestra cómo la práctica de la agricultura ecológica en los países del Sur puede aplacar el hambre en el mundo.

Aquí hemos extractado uno de los casos reales que aparecen en dicho informe y la introducción (Seguridad alimentaria para todos los habitantes del mundo), escrita por Doug Parr, jefe científico de Greenpeace. Para leer el informe completo en inglés, entrar en la página www.soel.org

La crisis en Argentina ha ilustrado de nuevo una realidad frustrante e injusta: no hay una relación directa entre la cantidad de comida que se produce en un país y el porcentaje de población hambrienta. En el 2001, Argentina produjo trigo suficiente como para cubrir las necesidades de China e India juntas. Pero los argentinos estaban hambrientos. Argentina es el segundo productor mundial de cultivos modificados genéticamente —la mayor parte para la exportación— y nada pudo hacer para solventar sus propios problemas de hambruna, porque la agricultura convencional se había ido haciendo cada vez más insostenible. Los pesticidas, fertilizantes y las semillas híbridas han destruido la biodiversidad, han envenenado a la gente y arruinado la tierra. Ahora que el movimiento ecológico está despegando en el mundo industrializado, los gobiernos, las agencias internacionales y las corporaciones globales del negocio agrario deben parar la promoción de este tipo de sistema destructivo en el Sur. Por el contrario, en los países pobres, tiene que haber un apoyo coherente y duradero —en la práctica no sólo en los principios— para capacitar al naciente movimiento ecológico para poder continuar cultivando en el futuro.

El mundo está al borde de una segunda ‘Revolución Verde’, que —al contrario de la primera— puede hacer honor verdaderamente a su nombre. No es una revolución biotecnológica y todavía menos tiene que ver con la ingeniería genética. Se trata de un movimiento global hacia la agricultura ecológica, que promete alimentar a la creciente población mundial sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones.

Trabajando conjuntamente con la Naturaleza y fomentando la biodiversidad y la auto-dependencia local, esta nueva tendencia agroecológica está vibrando en toda África, América Latina y Asia. Aunque todavía está en gran parte supervisado por los consejeros políticos, este movimiento presenta una esperanzadora alternativa a un mundo que estaría dominado por gigantescas corporaciones agroquímicas y la agricultura monocultural. Pero como muestra este informe, la agricultura ecológica no es un capricho pasajero para consumidores del mundo rico. Puesto en práctica en los países del Sur, puede incrementar la seguridad alimentaria, reducir la pobreza y proteger los recursos ambientales para el futuro, al contrario que su ‘alternativa’ convencional.

Algunas de las tendencias positivas que están emergiendo

Las últimas estimaciones sobre el manejo de la tierra de manera ecológica varían de 15,8 a 30 millones de hectáreas (equivalente al 3% de la tierra cultivable en el Sur).

Esta cifra sería seguramente más grande si se incluyera como agricultura ecológica la agricultura tradicional de subsistencia.

Dos terceras partes de los nuevos miembros de la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Ecológica (IFOAM) son del Sur. Las agencias internacionales —principalmente la FAO y el Centro de Comercio y Desarrollo— han despertado al potencial de la agricultura ecológica a la hora de incrementar los ingresos de los agricultores, crear puestos de trabajo y aumentar la seguridad alimentaria.
Cuba se ha estado moviendo hacia un sistema ecológico nacional, y hoy en día el 65% del arroz y cerca del 50% de sus hortalizas son ecológicas. Argentina tiene ahora la mayor superficie de tierra en agricultura ecológica del mundo después de Australia.

Mayor diversidad

Mantener la biodiversidad agraria es vital para asegurar una seguridad alimentaria duradera para todos los habitantes del mundo. Las granjas agroecológicas exhiben una mayor biodiversidad que las químico-dependientes, con más árboles, mayor diversidad de cultivos y depredadores naturales que controlan plagas y ayudan en la prevención de las enfermedades. En muchas partes del Sur, la diversidad de las especies cultivadas en ecológico se cuentan normalmente por cientos, en claro contraste con los monocultivos fomentados por los sistemas convencionales. Algunos ejemplos:
  • Agricultores indígenas de Perú cultivan más de tres mil tipos diferentes de patata.
  • Más de cinco mil variedades de patata dulce son cultivadas en Papua Nueva Guinea.
  • En Java Oeste, investigadores han identificado 230 especies de plantas dentro de un sistema dual de cultivo, que incluye huertas alrededor de las casas y en los campos.
  • En México, los indios Huastec manejan numerosas parcelas con más de 300 especies cultivadas. Las áreas alrededor de las casas pueden contener entre 80 y 125 especies, muchas de ellas medicinales.
  • La diversidad se conserva a través de redes tradicionales de intercambio de semillas, extendidas e impulsadas por el movimiento ecológico y agroecológico.
  • Mientras la agricultura industrial global ha conducido a una situación en la que el 90% de la población del mundo consigue las calorías alimenticias de quince especies de cultivo solamente, agricultores ecológicos están proporcionando un servicio vital en el mantenimiento de la diversidad genética para el futuro, un servicio amenazado cada vez más por la contaminación transgénica y la biopiratería corporativa. El mantenimiento de una amplia variedad de cultivos garantiza la seguridad alimentaria durante el año, algo muy importante para los campesinos, que están intuitivamente preocupados por los peligros del monocultivo.
Trabajando con la ecología

Las aproximaciones de lo ecológico y lo agroecológico a la agricultura están ayudando a conservar y mejorar el recurso más preciado para los agricultores: la capa fértil de la tierra. En contraste con los problemas de cultivo, pérdida de nutrientes y erosión experimentados por los agricultores convencionales, los agricultores ecológicos del Sur está utilizando árboles, arbustos y plantas leguminosas para estabilizar y alimentar la tierra, desechos y compost para proporcionar nutrientes, y haciendo terrazas o presas de control para prevenir la erosión y conservar el agua subterránea. En agroecológica no hay recetas universales y el mejor punto de vista varía desde la experiencia y con condiciones ecológicas locales.

Aumento del rendimiento

La extendida afirmación de que la conversión a ecológico significa una disminución del rendimiento ha sido desmentida por conclusiones de una evidencia abrumadora.

Estudios en diferentes países —incluyendo prácticas, condiciones locales y cultivos radicalmente diferentes— muestran aumentos sustanciales del rendimiento y calidad de la tierra, una reducción de las plagas y enfermedades y una mejora general en calidad gustativa y en el contenido nutricional del producto agrario. Algunos ejemplos:
  • En Brasil, el uso de compost verde y cultivos de cobertura ha aumentado los rendimientos en el maíz entre el 20 y el 250%.
  • En Tigray, Etiopía, los rendimientos de cultivos de parcelas con compost fueron tres o cuatro veces más altos que los tratados con químicos.
  • Ha habido un aumento del rendimiento del 175% en las granjas de Nepal que han adoptado prácticas de manejo agroecológico.
  • En Perú, la restauración del tradicional aterrazamiento inca ha llevado a incrementos del orden de 150% en cultivos de altitud.
  • La importancia no estriba solamente en que el rendimiento aumenta —lo que indudablemente cuenta—, sino que este aumento está cada vez más en manos de los agricultores y las comunidades que lo producen, en contraste con el modelo agrario de altos ingresos donde los beneficios van a fabricantes de equipamiento, de productos químicos y a los comerciantes de semillas.
Estímulos económicos

En el Sur, el mayor empuje en el desarrollo del sector ecológico certificado es todavía la unión con el mercado de alimentos ecológicos, lucrativo y de rápido crecimiento, en el mundo industrializado. La certificación ecológica puede ser un gran estímulo para los productores primarios, especialmente para mercados exportadores. Aunque algunos gobiernos están ahora reconociendo el potencial exportador de los productos ecológicos, su desarrollo ha sido hasta ahora obra de las organizaciones no gubernamentales (ONG), a menudo a despecho de la hostilidad oficial.

Retos clave todavía pendientes
  • La hostilidad de los gobiernos del Sur, de mentalidad convencional, y las corporaciones e intereses burocráticos establecidos están frenando el potencial de la agricultura ecológica y agroecológica.
  • Muchas ONG promotoras de una visión agroecológica se enfrentan a trabas financieras, y son amonestadas por requerir dinero, aunque sean pequeñas cantidades en comparación con lo que se gasta en la promoción de la agricultura convencional.
  • Los mecanismos de transmisión de conocimientos indígenas de un lugar a otro necesitan de un mayor desarrollo e inventiva.
  • La gran mayoría de los productos ecológicos del Sur todavía se venden como materia prima, sin procesar y los beneficios de la elaboración y el valor añadido se quedan en el Norte.
  • La mayor parte de la producción ecológica del Sur se exporta al mundo industrializado, lo que pone en cuestión el tema del transporte a largas distancias, de la seguridad alimentaria local y de la autosuficiencia. Aunque están desarrollándose mercados locales y nacionales en muchos países pobres, destacando Brasil, Egipto y Argentina.
  • La experiencia en la certificación está todavía abrumadoramente concentrada en el mundo industrializado y conseguir la certificación es una barrera para muchos agricultores en países pobres todavía sin alfabetizar siquiera.
Qué es necesario

Estas serían algunas recomendaciones claras y prácticas de cómo apoyar y promocionar la agricultura ecológica:
  • Los gobiernos de los países del Sur deberían plantearse dejar de promocionar pesticidas y fertilizantes entre los agricultores más pobres a través de técnicos de desarrollo, subsidios y campañas mediáticas, y por lo menos retirar algunas de las barreras a las ONG. En el mejor de los casos los gobiernos del Sur deberían empezar a reorientar sus prioridades —formativamente, institucionalmente y legalmente- hacia una promoción de la agricultura ecológica y sostenible.
  • Donde se practique una agricultura de subsistencia basada en conocimientos tradicionales es vital ayudar a los agricultores en el desarrollo de la autoconfianza, para que no utilicen tratamientos químicos una vez que puedan costearlos económicamente, como resultado de haber sido informados durante años que la agricultura industrial es "más moderna".
  • La seguridad de la propiedad de la tierra es esencial para los agricultores. Les incentiva a desarrollar estrategias duraderas de manejo ecológico, y en áreas donde la desigualdad de la propiedad de la tierra es especialmente pronunciada, la reforma agraria sería necesaria para que la agricultura ecológica se extendiese.
  • Es necesario un mayor apoyo a las ONG y proyectos de base, generadores de una fuerza para el desarrollo de la agricultura ecológica en el Sur. Esto requiere una mayor movilización en las agencias y mayor apoyo financiero.
  • Algunos proyectos de elaboración de alimentos están empezando a transferir beneficios económicos a los agricultores del Sur, por ejemplo la elaboración de fruta en conserva en los Andes y de aceite de girasol en molinos manuales en Kenya. El aumento de recursos para mejorar el equipamiento técnico, generalmente bajísimo, e investigación para encontrar más soluciones, les pueden dar mayores resultados todavía.
  • Es necesario fomentar mejores relaciones entre las diferentes disciplinas y visiones dentro del movimiento agrario ‘alternativo’, uniéndose, por ejemplo, forestales, investigadores, ganaderos y horticultores en redes regionales, nacionales e internacionales.
  • El desarrollo de la capacidad de certificación en el Sur —por parte de los gobiernos trabajando junto con las ONG establecidas— necesita ser fomentada para prevenir la necesidad de costosas inspecciones externas.
  • Unir movimiento ecológico y comercio justo puede ser crucial en los años venideros, y permitir el desarrollo de sinergias entre objetivos sociales y ambientales.
  • Además, es necesario el acuerdo dentro del propio movimiento ecológico para la inclusión de un criterio social y ambiental más amplio, como tomar conciencia de que los alimentos viajen lo menos posible y respetar los derechos de los trabajadores.
Mirando al futuro

El punto de vista dominante entre los consejeros políticos y los medios de comunicación influyentes sigue siendo que la seguridad alimentaria para una creciente población mundial se logrará solamente mediante la promoción de una agricultura químico-dependiente todavía más intensiva. Visión peligrosamente defectuosa por los siguientes aspectos. Primero, las hambrunas llegan cuando a la gente le falta dinero para comprar comida y no sólo porque sus propios cultivos han fallado. Segundo, la agricultura químico-dependiente es fundamentalmente insostenible. Intercambia una salud ecológica duradera (incluyendo cuestiones como la biodiversidad y la calidad del subsuelo) por ganancias a corto plazo, y nuevos desarrollos en la manipulación genética de plantas y animales, empeorando esta desastrosa trayectoria. Tercero, la seguridad alimentaria se pone en peligro alentando a los agricultores a optar por monocultivos de alta rentabilidad que requieren hipotecar sus tierras para grandes inversiones. Si fallan los cultivos, lo pierden todo y tienen que emigrar.

Por último, creemos que una visión agroecológica internacional coherente puede ser una alternativa al sistema convencional. A la vez que más exitosa económicamente, la agricultura ecológica tiene cada vez más posibilidades de ser una verdadera Revolución Verde.

Un caso real sobre las ventajas de la agricultura ecológica

En Ambootia, región de 350 hectáreas, productora de té en las faldas del Himalaya, al igual que en otros estados, sus cosechas habían ido disminuyendo como resultado de una agricultura super intensiva. El agotamiento de la fertilidad de la tierra y la disminución de la resistencia a las enfermedades eran las principales preocupaciones. Las condiciones laborales eran muy pobres, ya que un corrimiento de lodos había destruido las viviendas de muchos trabajadores de la plantación. Un nuevo equipo de dirección (con una histórica asociación con la huerta) se enfrentó a estas cuestiones y decidió adoptar un punto de vista social y ambientalmente perdurable y con un poco de ayuda ha desarrollado un sistema de manejo biodinámico que también cumple los requerimientos del comercio justo.

Las claves de este sistema de agricultura incluyen:
  • Uso de compost generado localmente: produciendo 2.100 toneladas de compost al año.
  • Casi han doblado el número de cabezas de la cabaña lechera, lo que les proporciona leche y compost adicional.
  • Uso de leguminosas como nutrientes y abono verde, y uso de plantas locales para preparados biodinámicos.
  • Plantación extensiva de árboles para proporcionar sombra y estabilizar la tierra en pendiente.
  • Siembra de cubiertas vegetales para el suelo y plantación de setos para prevenir la erosión y obtener material para hacer compost.
  • La promoción de la diversidad ecológica refuerza el control natural de las plagas, conduciendo a un aumento de mariquitas que se alimentan de plagas mayores, como trips, áfidos y arañas rojas.
  • Un extensivo programa de podas, aplicando tratamientos biológicos a las ramas podadas y reemplazando las plantas enfermas por otras sanas.
  • Los primeros años la producción descendió un 17%, pero se compensó con mejores precios gracias al comercio justo. La poda está consiguiendo que los rendimientos vuelvan al nivel primero, aunque pasará cierto tiempo hasta que este régimen sea establecido en toda la plantación.
  • El té de Ambootia tiene ahora certificación biodinámica y de comercio justo y se están desarrollando nuevas líneas de producto. Dos centrales hidroeléctricas combinadas de 100KW les suministrarán la electricidad necesaria y ayudará a estabilizar las áreas propensas a corrimientos de tierra.
  • El cambio a métodos biodinámicos ha mejorado significativamente la inmunidad a las enfermedades, ha reducido los problemas de erosión y el riesgo de corrimientos de tierra y ha aumentado la retención de la humedad del suelo (en un área con lluvias muy estacionales). La utilización de recursos locales ha aumentado la demanda de empleo en un 35%. Los suplementos de leche han aumentado, mejorando las dietas de los trabajadores y posibilitándoles el aumento de sus ingresos. No usar pesticidas ha ayudado a mejorar la calidad del agua y a reducir el elevado índice de enfermedades respiratorias.
Doug Parr - Greenpeace
Fuente: Maxted Froost (1997) y Reena Bansaal
Publicado en:
Revista de agricultura ecológica
La Fertilidad de la Tierra
Apdo. 115
31200 Estella
Tel/fax: 948 539216
lafertildad [arroba] wanadoo.es

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