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Quizás el cultivo del tomate, perteneciente a la familia de las solanáceas (pimiento, berenjena, patata) sea el más popular en el huerto urbano por ser de consumo habitual (20 kg por persona al año). Sin embargo, y contrario a lo que ocurre normalmente, no es el cultivo más adecuado con el que iniciarse en el mundo hortícola por su dificultad…

  • Es un cultivo exigente en nutriente, riego y sol.
  • Se le asocian una amplia gama de plagas y enfermedades.
  • Conlleva tareas más especializadas como el entutorado o la poda de los brotes secundaros o desmochado.

Requerimientos


  • Riego: frecuente y regular, más que espaciado y en grandes cantidades. Mejor riego por goteo para evitar la aparición de hongos.
  • Nutrientes: es una planta voraz, por lo que es un cultivo exigente que requiere un abonado rico en compost.
  • Sustrato: 20 l de volumen para el cultivo en recipientes.

Cómo Cultivar el Tomate



Su siembra es delicada, ya que de entre las solanáceas es la que se puede sembrar más precoz, con el riesgo de sufrir el efecto de las heladas nocturnas, es por ello que para evitarnos problemas se recurre a una siembra protegida.

A la semana germinan las semillas, y cuando las plantas alcanzan los 18-20 cm se trasplantan a una maceta, donde por lo menos permanecerán 2-3 semanas al aire libre antes de trasplantarlas al medio definitivo, para que se aclimaten y endurezcan.

El trasplante definitivo suele darse a los 2 meses de la siembra, cuando desaparece el riesgo de heladas. En este momento, se entierran los tallos hasta las primeras hojas (si ha crecido mucho en altura se puede incluso doblar un poco el tallo para enterrarlo más y que tenga más raíces adventicias) con una distancia de 40 -50 cm de distancia entre plantas.

Se trata de una planta de gran porte (hay variedades de crecimiento indeterminado), que ha de soportar el peso considerable de sus frutos, los cuales, a su vez, no pueden tocar el suelo porque se pudren, por lo que una tarea esencial es el entutorado, atar los tallos a unas cañas de unos 1,5 m que le van a servir de guía y soporte, siempre atándolas por debajo de cada ramillete, ya que es la zona que ha de aguantar más peso, y con cierta holgura para que no se estrangule el tallo.

Además, de cada axila de donde parte una hoja sale un tallo secundario con su propio tallo de crecimiento. Para concentrar la energía es necesario podar estos brotes, dejando 2-3 que serán como reserva en el caso que le ocurra algo al tallo principal, y porque también las hojas van a proteger al fruto de un exceso de sol.

Otras labores auxiliares son ayudar a la polinización natural de las abejas repasando las flores con un pincel, o podar las hojas más viejas de la parte inferior, una vez que las tomateras han desarrollado el tercer ramillete de lores, para evitar los ataques de oídio y araña roja.

Si cumplimos con todas las tareas y exigencias aproximadamente a los 3 meses podremos cosechar nuestros primeros tomates.


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