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Optimizar la rentabilidad y mejorar la competitividad del sector arrocero nacional es el objetivo central del proyecto que ejecuta la empresa Maqsarroz, de la Región del Biobío, con cofinanciamiento de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), del Ministerio de Agricultura. Como asociados participan el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), el Fondo Latinoamericano de Arroz de Riego (FLAR) y la Federación de Arroceros de Chile (Fedearroz).

La iniciativa, que se lanzó en San Carlos, Región del Biobío, apunta a implementar un sistema —con metodologías desarrolladas por el FLAR— que permita solucionar parte de los puntos productivos críticos existentes en este cultivo a nivel nacional, a través de la preparación de suelos mediante sistema de mínima labranza, siembra directa en seco y fecha de siembra acorde a la máxima disponibilidad lumínica en floración.

También se abordarán aspectos relacionados a las dosis de semilla certificada, fertilización parcializada en sistema aeróbico, control de malezas mediante utilización de métodos de control pre y post emergentes y el manejo de la lámina de agua post siembra y diferencias en el tiempo y altura.

Hoy en Chile existen 23.991 hectáreas sembradas con arroz, las que se concentran principalmente en las regiones del Maule y Biobío. La producción, en la temporada 2011-2012, llegó a 149.788 toneladas, registrando un aumento cercano al 15% respecto del período anterior. 

Si bien el rendimiento por hectárea ha ido aumentando en los últimos años —hoy llega a 62,4 quintales/ha—, se estima que el potencial es mucho mayor y que hay espacio para seguir incrementándolo.

“Las excelentes condiciones edafoclimáticas del área arrocera nacional han permitido catalogarla como ‘zona de alto rendimiento’, sin embargo, la situación productiva actual adolece de limitaciones importantes, las cuales han sido descritas en diversos estudios, destacando entre ellos el trabajo presentado en la Agenda de Innovación Agraria para la Cadena del Arroz en Chile FIA–ODEPA”, explica la supervisora del proyecto y ejecutiva de innovación de la FIA, Soledad Hidalgo.

Entre los resultados esperados del proyecto, está la disminución de al menos un 30% de los costos de preparación de suelos; aumento del 20% del rendimiento del cultivo con sistema de siembra directa en seco; reducción del 30% en el uso del recurso hídrico; baja del 30% en el costo del control de malezas, mediante el uso estratégico de herbicidas pre y post emergentes; y un alza del 15% en la eficiencia de la fertilización, gracias a las aplicaciones de fertilizante en sistema aeróbico. 

El sistema de siembra en seco es usado por los grandes productores de arroz de América del Sur, como Brasil, Uruguay y Argentina, y está empezando a implementarse en Centroamérica.

“Adicionalmente, un beneficio esperado del proyecto es el incremento de la rentabilidad del cultivo disminuyendo la cantidad de agroquímicos y volumen de agua requeridos para la producción. Junto a ello se espera un incremento en la producción y superficie nacional haciendo de éste un rubro más competitivo frente la importación”, explica Fabián Suescun, coordinador del proyecto.

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