Plantas de maíz ampliamente sembradas en Estados Unidos, el principal exportador del grano, están siendo atacadas por una plaga, pese a que Monsanto Co. modificó genéticamente las semillas para combatir al insecto. Es la primera vez que una plaga ha desarrollado resistencia a una semilla transgénica en el centro del país.
El descubrimiento ha generado temores de que la forma en que algunos agricultores usan los cultivos biotecnológicos pueda generar súper insectos.
El hallazgo de Aaron Gassmann, entomólogo de la Universidad del Estado de Iowa, indica que gusanos de raíz (o alfilerillo) en el maíz en cuatro campos en el noreste de Iowa han evolucionado hasta resistir el pesticida incluido en la planta de maíz de Monsanto. Esto podría llevar a algunos agricultores a cambiar de semillas y utilizar las que repelen insectos, vendidas por competidores del gigante de la biotecnología con sede en St. Louis, y a volver a aplicar insecticidas sintéticos más fuertes en sus campos.
"Estos son casos aislados, y no está claro cuánto se extenderá el problema", afirmó Gassmann en una entrevista. "Pero es una advertencia de que las prácticas de cultivo deben cambiar".
El descubrimiento impulsa la carrera entre rivales de biotecnología agrícola por encontrar la próxima generación de genes que pueda proteger a las plantas de los insectos. Los científicos de Monsanto y Syngenta AG, con sede en Basilea, Suiza, ya están investigando cómo usar un descubrimiento médico llamado interferencia por ARN para, entre otras cosas, lograr que los cultivos sean mortales para los insectos que los coman. Si esto funciona, un insecto que muerde una planta así podría ingerir código genético que aniquilaría uno de sus genes esenciales.
Monsanto indicó que sus líneas de semillas de maíz resistente al gusano de raíz están funcionando como era previsto "en más de 99% de las hectáreas plantadas con esta tecnología" y que es demasiado pronto para saber qué significa para los agricultores el estudio.
El descubrimiento se produce en medio de un debate sobre si los cultivos modificados genéticamente que ahora saturan la principal zona agrícola de EE.UU. están cambiando la forma en que operan algunos agricultores.
Estos cultivos a prueba de insectos y resistentes a los herbicidas facilitan tanto el cultivo que muchos agricultores dependen en gran medida de la tecnología, de una forma que viola un principio básico del manejo de plagas, que advierte que usar un mismo método año tras año les da a las plagas más oportunidades de adaptarse.
Monsanto ya está en el centro de este debate debido a su éxito desde los años 90 en la venta de semillas a los agricultores que cultivan plantas que pueden sobrevivir a la exposición a su herbicida Roundup, un químico a base de glifosato conocido por su capacidad de matar casi cualquier cosa verde.
Estas semillas hacen que sea tan conveniente para los agricultores aplicar Roundup que los granjeros dejaron de usar otros productos para combatir las malezas. Como consecuencia, señalan muchos científicos, súper malezas inmunes a Roundup se han extendido a millones de hectáreas en más de 20 estados en el sur y la parte central de EE.UU.
Antes de la llegada de las plantas resistentes al insecticida, los agricultores de EE.UU. solían intentar controlar las plagas al cambiar los cultivos todos los años, a menudo rotando entre maíz y soya. De esa forma, las crías de los insectos que se alimentaban de maíz se morían de hambre al año siguiente. Pero los incentivos por sembrar maíz, debido al apetito de la industria del etanol, los ha llevado a sembrar el mismo grano año tras año.
Fuente: Wall Street Journal
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